Historia de un abandono IV

De rodillas le suplique disculpas, en el medio de la esquina donde trabajaba, mientras los clientes que atendía todos los días pasaban y me veían, pero a mi no me importaba nada, arrodillado frente a ella, sujetándola por la cintura mientras me acariciaba el pelo, le dije cuanto la había extrañado, cuan tonto me sentía ahora por haberme perdido cuatro días de su compañía por puro orgullo idiota, ella tenia los ojos llorosos y me escuchaba, me pare y me abrazo muy fuerte, se apretaba a mi tanto como podía, fuimos a comer y terminamos en la plaza Aramburu (hoy llamada 20 de Diciembre), charlamos largo rato abrazados, ella se recosto sobre mis piernas y se durmió, esta vez no la desperté, la deje dormir mientras la miraba y pensaba, -¿Sera esto el amor?, ¿toda la felicidad que tengo cuando estoy cerca de ella, cuando me habla, cuando me abraza, se sobrepone a la tristeza y el dolor que siento cuando no esta cerca o me rechaza?, quiero estar con ella, no me importa otra cosa, ella tiene que saber como me siento.-.
Yo estaba decidido, le iba a decir, no me alcanzaba con caricias y abrazos, quería que sea mía, cuando yo estaba a punto, con ojos llorosos ella dice, -Quiero decirte gracias-, -¿Por?- conteste, -Porque me esperas, yo todavía no estoy lista para estar con alguien, se que no es fácil para vos, me doy cuenta.-... me sentí un sorete egoísta, sabia que tenia que esperar y sin embargo quería apurar las cosas, pensaba solamente en mi y no en ella... y decía que la quería, no pude contestarle nada, llego el colectivo y le dije, -No te preocupes por nada, yo te quiero-, me abrazo y subió. Me quede mirándola mientras el colectivo arrancaba, ella estaba triste, verla triste me partía el corazón, se sentó, se dio vuelta y me sonrió mientras ponía una mano sobre el vidrio. El colectivo se iba y me dije, -En ese bondi va la mujer de mi vida-.
Pasaron alrededor de dos meses, nos vimos todos los días, había llegado el invierno y los dos teníamos una pulmonía fulminante por pasar las noches en las plazas, igual nos seguíamos viendo. Durante ese tiempo sucedió algo mágico que no pude repetir nunca mas con ninguna otra mujer, yo la veía concentrada en algo y sabia que me iba a preguntar algo sobre eso, ya sabia como funcionaba su cabeza y le respondía antes de que me preguntara, ella siempre, pero siempre se sorprendía, sabia que quería, que necesitaba y se lo daba, -¿¡Como supiste!?- me decía siempre y me sonreía y me abrazaba, a mi me encantaba hacerla feliz.
Durante ese tiempo se había amigado con la madre, la pareja se había ido, y se había mudado de vuelta a su casa en Caballito, yo la conocí y tuvimos un trato cordial, porque a ella le hacia bien, aunque me parecía imperdonable haber rechazado a una hija por un tipo, lo razonable hubiera sido lo contrario... el mundo de las relaciones madre e hija no es un mundo que entienda de razones
Un día me dice: -Estoy contenta, un chico de la facultad me invito a salir este fin de semana-, me acuerdo que era jueves, ¿que se hace en un momento así?, ciertamente no lo que yo hice, le reste importancia, -Ah, mira vos que bueno- le dije, y me mordía la lengua mientras el mundo se me caía encima, el viernes la llame y no quizo salir, la fui a buscar, le dije que tenia que hablar con ella, le dije todo, como me sentía con ella, lo mucho que la amaba, lo feliz que me hacia, como me completaba, lo mucho que me gustaba y las ganas que tenias de darle (si, así como leen, se me acabaron los eufemismos), moría por ella... ella me miro sorprendida, me miro como si fuera un extraño, me dijo que me quería mucho, que yo le había ayudado muchísimo a pasar por el momento mas difícil de su vida, pero no me quería "de esa manera", y me enoje, me enoje mucho, no me pude controlar, le reclame todas las veces que me dijo te quiero, todos los abrazos y las caricias, le pedí que me explicara que mierda significaban, que me explicara porque me había forreado tanto durante tanto tiempo... ella se puso a llorar... mi amor por ella era mayor que mi enojo, no la podía ver llorar, se me empezaron a caer las lágrimas y la abrace, le pregunte por que yo no era suficiente para ella, que me faltaba, por que no me quería, y me dijo -Yo te quiero, no quiero perderte-, me fui sin respuestas, fui a mi casa y me encerré en el baño a llorar.


Parece que termina acá por no, sigue... si no me rajan del laburo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es bella la forma en que te enamoraste, absolutamente genuina. Me gustaría creer que el amor puede ser así, sin esa cosa de la posesión y el interés que lo plastificia y lo desnaturaliza.
Además, no soy vegetariana, amo andar descalza, mi mamá cuando era chica me decía que era una gitana y siempre hice teatro, yoga y ese tipo de practicas donde sin zapatos mejor! y por ultimo, temo desilusionarlo, no soy perfecta, pero me encanta!!!
el destino por la cyberesfera siempre nos alcanza, donde se complica es por la otra, la lacteoesfera...

Besos!

Thotila dijo...

Maria Eugenia, uno es uno mas la vision que los demas tienen de uno, sepa que usted me hace mejor persona.
Hablando en serio... eso que hace esta mal, no me cuente esas cosas, es como restregarme un chocolate por toda la cara menos por la boca.
Saber si usted perfecta o no se soluciona con una simple pregunta (multiple chorice): ¿3/4, Can can o Medibachas?
Usted no me desilusiona, todo lo contrario.