Tanto teatro callejero publique estos días (del bueno, no de esos que gritan siempre lo mismo en el subte, si, grupo de teatro "Buen viaje", a ustedes les hablo, son poco talentosos e insoportables) que desentrañaron un recuerdo de mi infancia que parecía olvidado.
Cuando tenia 6 años pasaban muchas cosas muy lindas en calles que ahora no pasan, una de ellas eran las obras de teatro callejero, eran obras de teatro, no un acto o un sketch repetitivo para pedir monedas, eran obras de teatro, tenían actos, cambios de ropa, escenarios, tramas elaboradas y complejas, todos los chiches. Reconozco que mucho no recuerdo, y lo poco que recuerdo me dice que a esa edad no lo entendía.
Un buen día, había salido a andar en bicicleta por la plaza Flores, tenia que ser cerca de la primavera, porque el piso estaba cubierto de las flores violetas y enormes, mas parecidas a cascaras de banana que a flores propiamente dichas, tan típicas de esa plaza, cuando veo una persona que estaba repartiendo volantes, en esa época, era todo un acontecimiento, no se repartían volantes para cualquier cosa como se hace ahora, cuando se repartían volantes lo mas seguro era que proximamente habría algún acontecimiento interesante, me acerque al flaco que repartía y le pedí uno. El volante estaba hecho a mano, algo muy común en esa época y mas adelante también, yo conservo en mi poder algunos de bandas importantes hoy día, que en esa época se autopublicitaban de esa manera, bandas tales como Divididos, firmados incluso por los integrantes y bandas difuntas como Los guarros, quienes adjuntaban la leyenda "Con la entrada se rifara un paraguas", pero el volante que tenia ahora en mi poder no rifaba nada, solamente decía "TEATRO CALLEJERO - ESTA NOCHE 22hs. - "EL FANTOCHE"", algo en mi me dijo que tenia que ver eso.
Esa noche había venido mi tío y su mujer de visita, ese día o el anterior les habían dicho que iban a ser padres, hacia mucho que estaban intentando tener un hijo estaban felices, las buenas noticias no privaban a mi tía de tomarse un whiskycito antes de ir a dormir, o fumarse un puchito de vez cuando, antes no se usaba eso. Cerca de las 22, me puse en hincha pelotas -Pa, van a dar El fantoche-, -Van a dar El fantoche-, mi viejo miraba a las visitas y sonreía, minimizaba mis deseos con comentarios graciosos acerca de mi corta edad y falta de experiencia, pero al final gane y mi tío dijo, -Bueno nos vamos, así lo podes llevar a "este"-, mi viejo de mala gana acepto.
Mucho no recuerdo de la obra en si, solamente recuerdo que fue la primer cosa completamente original que vi en mi vida, la historia, mas o menos, contaba sobre un pueblo que vivía de fiesta en fiesta y el desorden traía problemas en la vida cotidiana, hasta que un día aparece el Fantoche a poner orden, pero las cosas se salen de control, el Fantoche termina siendo dictatorial y exige alabanzas, finalmente el pueblo de rebela.
Al principio, la gente estaba vestida con túnicas, trapos y pañuelos de colores vivos, iban de acá para allá, como festejando, hasta que de repente todo es silencio y hace su aparición en escena "El fantoche", el fantoche era una estructura metálica humanoide de casi tres metros de alto, adornada con telas que simulaban vestimentas y una cara dibujada muy infantilmente, pero la visión de ese andamio ataviado me fascinaba completamente. En eso, de entre empiezan a surgir los actores que habían hecho de la plaza, su teatro, y el centro de la misma, su escenario, vestidos con mamelucos grises, de pasos pesados y lentos, resignados, apagados, bajo la guia de un líder que interpretaba los deseos del fantoche, con una corneta de cancha que hacia sonar para llamar la atención antes de pregonar: -ADOREN AL FANTOCHE-, -ADOREN AL FANTOCHE-, con andar lento y cansino, yo lo reconocí, el peladito que ahora gritaba y guiaba al grupo actoral a los pies del fantoche era el mismo que me había dado el volante esa mañana. De repente, mi viejo se hincho las pelotas, me agarra del brazo y me dice: -Bueno, vamos-, sin decir agua va tuve que acatar la orden paterna, nunca mas supe como termino la obra, lo que si supe en ese mismo instante, fue que si quería ver las cosas que pasaban afuera tenia que hacerlo por mi mismo.
Fueron muchas las obras que deambularon por Flores, en la misma plaza o en los pasajes alrededor de la iglesia frente a la misma, lugar al que nunca entre, pero cuyo cura tiene el habito de, en las fechas santas, festejar con pirotecnia, para el pesar de la fauna que habita plaza Flores, los días siguientes se puede ver el piso cubierto de palomas muertas, pero ninguna obra supero la calidad y originalidad que tenia El fantoche.
Muchos años mas tarde, 17 para ser exacto, caminaba con un grupo de amigos por parque Roca, cuando una persona identificada como perteneciente al gobierno de la ciudad nos alcanza un folleto, mucho mas moderno que aquel que me entregaron aquella vez, con tipografía interesante y fotos en blanco y negro de varias obras teatrales callejeras que el gobierno estaba impulsando. Uno de los que estaban cerca de mi lo leía con detenimiento y en una de sus paginas vi la foto del fantoche. -Prestame- dije mientras le arrancaba el folleto de las manos y este ponía, "El gigante Osimandias, obra creada por (un tipo) en el año 1992, que recrea la..." -¡Este es El fantoche!-, estalle en gritos, -Ma que gigante Osimandias, yo esto lo vi cuando tenia 6 años... ¡ESO FUE EN EL 85!-, entre en cólera. -que caradura, mirá, mirá, yo a esto ya lo vi en el 85, pero se llama El fantoche-, completamente indignado, furioso, le reclamaba a todo el mundo que reconozca la injusticia que se estaba cometiendo con aquel pequeño grupo de actores, que sin proponérselo habían abierto mi joven cabeza a la creatividad, entonces, una voz pequeña, casi tímida, de uno de los que me acompañaban me hizo entrar en razones, un pequeño comentario extinguió de manera irremediable mis ansias de desenmascarar a aquel usurpador (ante mis ojos) de monigotes y títulos creativos, volviendo a tomar posesión del folleto y cabizbajo, alguien me dijo: -¿Y a quien mierda le importa?, dejate de joder.-.
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