Alfonsin

Prólogo


La muerte enaltece, por lo menos en países donde el dedo del catolicismo esta agarrado con firmeza, como el nuestro, afortunadamente, yo no creo en nada.

Por supuesto estoy hablando nada mas y nada menos que de Alfonsin, que nos ha dejado en estos días He visto y oído por muchos medios (Internet, Radio y Tv) diferentes opiniones, algunas lo tildan de “enemigo Peronismo” (el enemigo de mi enemigo es... alguien de quien cuidarse), otros de “Padre de la democracia” (como si no hubieran otros presidentes democráticos anteriores a el), héroe, gran orador, etc, etc, ninguna de estas apreciaciones se condicen a lo que yo viví durante su gobierno, dejo aquí mi testimonio

(Chau, con prologo y todo, me estoy agrandando)


La gente estaba en todos lados, le llenaba a uno el corazón de esperanza, se contagiaba de alegría masiva, papelitos por todos lados, cintas, gente gritando “Argentina” y “Vamos carajo”, gigantografías y afiches en todas las paredes y pese a la alegría, el día estaba gris y frió, la gente vestía puloveres oscuros y gruesos, yo era apenas un niño, estábamos paseando con el auto familiar, un viejo, incluso para esa época, Ami 8 de Citroen, apodado con mucho cariño “El Topo”, mi papá iba manejando y mi mama embarazada conversando con el, yo atrás con mi hermana, pegados a las ventanillas mirando la gente festejar afuera, ahora que lo pienso, debíamos estar paseando por el centro. También recuerdo en fragmento de la conversación de mis viejos, mi mamá decía -No, yo vote por el-, -¿Como vas a votar por “ese”?, había que votar al otro- le contestaba mi papa mientras doblaba una esquina y un tipo acerca su cara a la ventanilla, completamente sacado de alegría y grita -BIENNNN- y yo le sigo el grito... Alfonsin había ganado las elecciones, era ahora nuestro presidente.

Todavía no entendía yo que era lo que pasaba, sabia que se elegía presidente, nada mas, lo anterior lo ignoraba todo, veíamos en casa los discursos por televisión, Alfonsin se veía como un personaje seguro e inteligente, parecía una buena persona, yo solamente sabia que las elecciones eran una especie de concurso, si alguien debía ser ganador, prefería que fuera el, y finalmente lo fue.

Y la vida siguió igual, para mi todo fue lo mismo, por lo menos por un tiempo, el único cambio es que ahora Alfonsin estaba en todos lados, en revistas, en la tele, incluso en el cine, recuerdo la breve aparición de un doble de el en una película de Brigada Explosiva que me había llevado a ver mi abuela. Mi mamá dormía mucho y estaba mucho tiempo acostada, como ya había dicho, estaba embarazada, fue cuando empece a cultivar ajíes en el balcón de mi casa, y el tiempo siguió pasando.


Los ajíes ya estaban relativamente grandes y dando frutos, mi hermanito, recién nacido era el chiche nuevo de la familia toda, me ponía de mal humor que todo el mundo me preguntara que pensaba “del hermanito” y que cuando los mandara a la mierda, al estilo de los niños, dijeran -¡Hay!, esta celoso-, si en ese momento tuviera la consciencia que tengo ahora, hubiera replicado -No estoy celoso, solamente no me caben las boludeces-, y el tiempo siguió pasando. Mi hermano ya caminaba, en mi familia caminamos desde temprano, mi mamá se abocaba a su cuidado, los ajíes volvían a dar frutos, esta vez bien rojos, las plantas estaban grandes y fuertes y me daban el escenario selvático perfecto para jugar con mis muñequitos, pero ya los humores estaban distintos.


Ya no había tanta tele, cortaban la luz por la tarde, regularmente; no daban dibujitos en ningún canal, solamente noticieros y programas para grandes, en casa tenia muy poco para hacer, fue cuando empece a salir solo a la calle, todavía no tenia 5 años. Llegaba a casa y veía a mis papas hablar seriamente en la cocina, cada vez mas seguido, no peleaban, si hubieran peleado no me hubiera perturbado tanto, solamente hablaban, un día, mi mama nos dijo a mi hermana y a mi, -Voy a tener que trabajar, así que van a tener que cuidar a su hermano-, y así fue, casi sin aviso y sin preparación, mi mamá se unió a las fuerzas laborales y por un tiempo mi abuela nos venia a hacer la comida y se iba a trabajar ella también, por un tiempo, después no vino mas, y nos quedamos solos, mis hermanos y yo, mis papás venían a la noche, pero durante todo el día, estábamos solos. A veces íbamos los 3 hermanos a esperar a mi mama a la parada del colectivo, ella era la que llegaba primero, hasta que mi mamá nos dijo que no vayamos mas, ya hacia mucho frió y no podía comprarnos camperas, fue cuando empezó el tema plata. Antes de eso, mi papá siempre nos llevaba en el auto a cualquier exposición que hubiera, Feria del libro, Exposiciones, Shows y si no había ninguna, siempre estaba el Italpark, todavía tengo un prendedor de miembro honorario del partido nacional comunista de la ex URSS, al cual me uní con 6 años en una exposición de ese país, un poco antes de que mi mama empezara a trabajar, dejamos de ir... y el tiempo siguió pasando.


Los ajíes marchitos en invierno, tomaban nueva vida en primavera, aunque todavía estuviera algo fresco, estos renacían con los rayos de sol, mi mamá dejaba anotado que había para preparar la comida y yo la preparaba, mi hermano tenia 3 años ya y no había nadie quien lo cuidara, con mi hermana faltábamos al colegio un día cada uno para estar con el, ella había hablado con la maestra y le había contado de nuestra situación, sin embargo, “la seño”, Amelia era su nombre, se empecinaba en hacerme parar al frente del aula y hacerme decirle a mis compañeros porque faltaba tanto, y los otros chicos escuchaban y murmuraban entre ellos... Amelia M.de Conessa, así firmaba siempre, cuando alguien le preguntaba que significaba la “M”, ella decía, -Es mi segundo nombre-, pero yo sabia que significaba la “M”, mi hermana la había tenido a ella de maestra 2 años antes, la “M”, era por Matarrana, ese era su segundo nombre. Cierto día, le dije a mi mejor amigo en ese momento, -Preguntale por la “M”-, -Pero no va a decir nada-, me contesto, -Vos preguntale, que yo la voy a hacer hablar- le dije y el acepto. -Señorita, ¿que significaba la “M”?- le pregunto mi amigo haciéndose el tonto, -Ya les dije a todos que no me molesten con tonterías, es mi segundo nombre- replico, yo en la fila de al lado, sentado al fondo, le digo a mi amigo en voz normal, ni baja, ni alta, -Matarrana, el segundo nombre es Matarrana-, -¿Como sabes eso?- dijo Mata-rana con sorpresa... y todo el grado se puso a reír y a decirle Mata-rana, se enojo la vieja, ese día nos tomo prueba sorpresa.

Ese año empezó a cambiar todo, el humor en las calles, el humor en mi casa, empezaron a mandarme al almacén de Cacho a pedir fiado, Cacho fiaba siempre, le fiaba a todo el barrio, no voy a hablar mas de el, Cacho merece una historia aparte, mientras hacia la cola, a Cacho lo chamullaban, le dejaban anillos y relojes en garantía, Cacho no los aceptaba, siempre decía, -Cuando puedas me los pagas-, se le notaban las penas en la cara, pero siempre atendía con una sonrisa. Un día que iba a pedir fiado, se me acerco un tipo por la esquina, me paro y lo que me dijo se me grabo a fuego en la memoria: -Perdoname, pero necesito llevar algo para comer a mi casa, ¿no tendrás 3 pancitos?, un poco de leche algo, mi señora esta enferma, le tengo que comprar remedios, mis chiquitos tienen hambre, por favor... 3 pancitos, cualquier cosa...- ese tipo tenia desesperación real en la cara, nunca lo olvide, me asusto mucho, le tenia miedo, le dije -Si, en mi casa- del medio que tenia no podía pensar otra cosa que ir a mi casa, -Vamos, te acompaño- me dijo -Gracias, por cualquier cosa que puedas darme-, la verdad es que en mi casa tampoco había nada que yo recuerde, podría haberle dado un poco de leche, pero tenia miedo, cuando llegamos a casa, le dije que me esperara en la entrada, que enseguida bajaba... nunca baje, me encerré en mi pieza con mi hermano y un cuchillo... y el tiempo siguió pasando.

Ya no usábamos el auto, lo queríamos mucho a ese viejo Citroen, en verdad; a pesar de sus años, jamas se había quedado, nos había llevado a la costa varias veces, a todos nosotros, incluyendo uno que otro tío y mi abuela, pero mis papas decidieron venderlo, junto con otras cosas de la casa, por plata ya no se discutía, era sabido que no había, punto, los fines de semana empezamos a escondernos del dueño del departamento, venia a cobrar el alquiler, me acuerdo de mi mama en 4 patas, pasando por delante de la puerta de entrada, yendo a la cocina a buscarme agua y el dueño, del otro lado de la puerta golpeando y tocando timbre, ella susurrándome en el oído, que me quedara calladito, que no hiciera ruido.

El tiempo siguió pasando y a nosotros también nos empezó a faltar comida, habían días que no teníamos nada, mi hermana empezó una afición al mate cocido, eso si, siempre guardando la yerba usada para otro día, ella quería que yo tome y yo me enojaba con ella, -El mate cocido no es comida, te llenas la panza con agua, es un engaño- le decía de mala manera... y mi hermanito lloraba, lloraba de hambre y la única cosa que podía calmar el llanto era comer, pero lo sobrellevábamos bien, a pesar de todo, teníamos con que distraernos, principalmente yo, que cuando no podía ver mas a mi hermano llorar o a mi hermana haciéndose mate cocido, me iba a pasear por la calle. Nosotros vivíamos a media cuadra de la vía, afuera, la gente estaba desesperada, tanto, que el suicidio era la moneda corriente, y ¿que mejor manera de quitarse la vida que ser cortado al medio o morir aplastado por el tren?, pues déjenme contarles algo que aprendí a los 7 años, el tren no es una manera ni rápida ni indolora de morir, depende de como te agarre, imagínense una bolsa de supermercado, pongan dentro media docena de huevos y cierren la bolsa haciéndola girar por el medio, ahora la bolsa esta dividida en 2 partes, la parte de arriba, con la abertura y las manijas, al medio la suerte de nudo y abajo los huevos bien sujetos, ahora den vuelta la bolsa apretándola por el medio, para que los huevos no se caigan... eso es un cuerpo cuando lo agarra el tren, la parte con los huevos, es el torso con las entrañas, la parte enroscada, es la panza destrozada, y la parte de la abertura y las manijas, es la cadera y las piernas, cuando dan marcha atrás al tren, la panza se desenrosca como la la bolsa y todas las entrañas se caen, recién ahí es cuando uno muere, durante todo el proceso, uno esta vivo y consciente, arrepentido de la decisión y con esperanza de salvarse, la mayoría de la gente piensa que las ruedas del tren cortan, pero no, te arrastran y te enroscan. Otra gente, en lugar de acostarse en las vías, a ultimo momento se paran delante del paso del tren, esa gente si muere al instante, pero es todavía mas desagradable para los pobres bomberos, que después tienen que juntar los pedazos, como muchas veces vi, sin palas ni guantes.


Lo mas gracioso que recuerdo en esas navidades, fue que mi familia toda, tíos y abuela, me querían llevar al supermercado, verán, yo nací con un talento especial, puedo arrancar la etiqueta de casi cualquier cosa, sin dañarla, lo que hacíamos era quitarles los precios a productos baratos y pegarselos a otros mas caros, por aquella época, los precios variaban tanto, incluso en el mismo día, que nadie estaba seguro de nada y todos los gatos eran pardos. Por los noticieros salían noticias de que estaba prohibido remarcar precios, pero era una practica muy común en la realidad, las historias del tipo “Fui a fijarme el precio al supermercado, volví a mi casa a buscar la plata, cuando llegue de vuelta al super, ya estaba todo mas caro” eran tan comunes que yo no recuerdo otra conversación, incluso nosotros los chicos hablábamos de eso o del precio del dólar, hasta que al final, estallo todo.


Empezaron los saqueos, los veíamos por tele, en Flores si hubieron, jamas me entere, igualmente, a nadie se le hubiera ocurrido saquear a gente Cacho, es mas, lo hubieran defendido de ser necesario. Se veía claramente todo por televisión, lo primero que se llevaban eran las cajas de vino, muchas cosas las rompían ahí mismo, era todo muy raro, yo le pregunte a mi papá, -Si veo un saqueo, ¿puedo traer algo?-, -Te cago a trompadas- me dijo, cuando le pregunte porque me había contestado así me dijo que esas cosas ni siquiera se me tendrían que ocurrir, en esa época no lo entendí, nosotros necesitábamos cosas, no veía nada de malo en tomar aquello que necesitábamos, aunque sea por la fuerza, pero ahora lo entiendo, nosotros no teníamos nada, lo único que teníamos eran principios... y el tiempo paso.

Los ajíes olvidados se marchitaron definitivamente en las macetas. De golpe y porrazo todo termino, de la noche a la mañana todo había cambiado, el torbellino negro que arrasaba a todo y a todos el día anterior había pasado, ahora solamente había quietud, el tiempo de Alfonsin había terminado.

2 comentarios:

Gran Lady dijo...

Me emocionaste mucho con esa historia, cómo no recordar los tiempos en que ni yerba había, que había que volver a usarla varias veces. Y mi mamá también trabajó, un poco antes del 83, y yo me tenía que quedar con mi hermana y hacer la comida y cuidarla y todo eso. Justamente el otro día estaba pensando todo eso, porque en esa época mi hermana era como es mi hija ahora, te aclaro que pequeña lady es re buena pero igual es un lío cuidarla, y entretenerla. Y bueno, pensaba cómo ahora me vuelvo loca cuando no hace caso y como me desespero para cuidarla; y pensé como no me volvía loca cuando tenía 9 años y tenía a mi hermanita a cargo. Además en esa época no es como ahora, que mi nena sabe que yo trabajo y está todo bien porque va al jardincito con inglés y computación, en esa época no había opciones para mamás que trabajaban. Y también, yo trabajo porque me gusta y para poder estar mejor, en esa época mi vieja laburaba porque no le quedaba otra. Perdón si me excedí con el tamaño del comentario, pero de alguna forma tu post me movilizó un montón de cosas que tenía desde hace un montón de tiempo. ¿Para qué gastar plata en hacer terapia, si tenemos a Thotila? Besos.

Thotila dijo...

¿Y lo leyo todo...? Gracias...
Yo tengo otra hermana de 9 años, creame que se lo dificil que es entretenerlos y a la vez hacer que hagan caso de lo que uno dice, gracias a la magia de Disney en dvd, todo es posible.
Le repito, me alegra mucho que le haya gustado, y le digo, prefiero toda la vida sus comentarios largos a comentarios del tipo "Wow, cuantas palabras... pasé, pasa por el mio", esos si que son comentarios que aborresco.
Me dejo pensando con eso de la hermana de antes, la hija de ahora...

Saludos.