Historias prestadas

El padre de mi padre, inmigrante italiano, vino en un barco de inmigrantes allá por los años 20. Su barco se hundió cerca de las costas del Río de la Plata y murieron todos los que estaban a bordo, excepto dos personas, mi abuelo y un tal McIntash, si así se escribe su nombre, es lo único que puedo rescatar del relato oral que me llego a través de boca de terceros, ya que nunca conocí a ningún abuelo mio. Crecí creyendo que mi abuelo paterno había muerto cuando mi padre tenia 12 años, pero nunca me dijeron como, mi abuelo materno si, era tucumano y lo trajeron a Buenos Aires a hacerse una operación por una apenitonitis avanzada, en medio de la intervención, decidieron cambiarlo de camilla, abierto y todo, decidieron cambiarlo de camilla y como una tostada humana, se les cayó, exactamente como se caen las tostadas, boca abajo, mi abuela me contaba esto con los ojos llenos de lágrimas y textualmente me dijo, -Se les cayó y se desparramo todo-, lo que se había desparramado no había sido el, sino sus órganos internos, pero esta historia no es sobre el.
De grande, con una discusión con mi viejo se le escapo la verdad, su padre no había muerto, lo había abandonado, mejor dicho, había abandonado a toda su familia, pero a los ojos de mi padre fue como si se hubiera muerto. Si el es algo como yo, esa elección a la hora de procesar la información de la partida, no fue con el fin de desterrarlo para siempre de su vida, mas bien fue hecha para proteger sus sentimientos, es mejor pensar que una fuerza mayor impide a un ser querido estar con uno, que tener la certeza que uno es despreciado.

Cuando íbamos de visita al pueblo donde mi viejo se había criado, en donde todavía vivía el resto de su familia, había otra mujer que le decía "papi", era mas grande que yo y mis hermanos, tendría casi la edad de mi madre, y cada vez que íbamos siempre estaba ella, ella y su marido, era buen tipo, no puedo decir mucho de el, si recuerdo que compraba fasiculos de un curso de alemán, el era muy distinto al tipo que, después de muchos años, ella reharía su vida, un gordo vago y pirucho que nunca supe bien de que laburaba. Después de un tiempo, cuando todavía era un niño me entere por mi hermana quien era esa mujer, esa mujer también era mi hermana, era la otra familia de mi padre, una de las dos hermanas que el había concebido junto a una mujer de la cual ahora se encontraba divorciado, su ex mujer lo odiaba, y se había querido llevar a sus dos hijas a vivir a Estados Unidos, pero la mas chica se quedo y vivía en el mismo pueblo donde había vivido su padre (mi padre), cerca de sus tíos y sus primos, pero no de mi viejo, el no vivía ahí desde hacia mucho. Cuando tenia 18 años mi viejo se vino a vivir a capital, a una pensión no se bien en donde, ahí compartia una pieza con un tano loco de la guerra, loco de verdad, había peleado del lado fascista, había sido detenido y encarcelado en los campos de concentración que los yanquis tenían, por esa época, desparramados por toda Europa, que, pudieron haber existido, o pudieron haber sido producto de su mente desequilibrada. Era un tipo que hablaba Francés y Alemán, aparte de su idioma nativo y nuestro Castellano, y se confundía las palabras constantemente, en la misma oración podía decir palabras de tres idiomas distintos sin darse cuenta, lo cual era un verdadero dolor de cabeza para cualquiera que quisiera mantener una conversación con el. Con el tiempo se fue volviendo cada vez mas huraño, esta que un día, desapareció.

Mi viejo siempre fue laburante, los dos siempre lo fueron, se que alrededor de la época en que yo nací, si no fue un poco antes, intento poner su propio negocio, un kiosco, pero no le fue muy bien, yo nunca conocí el local, pero la vieja cigarrera de madera que siempre estuvo en mi casa era el fuerte ideal para las batallas que planificaba con mis muñequitos. Fue gerente de no se que y jefe de no se que otra cosa en varias empresas importantes, creo que de ahí viene su idea de que la vida feliz, viene acompañada obligadamente de un trabajo estable en una empresa importante, cosa que es absolutamente contrario a mis creencias. De chico el siempre volvía tarde, recuerdo que me hacia trucos de magia y sacaba sobres de figuritas de abajo de las mangas, se sacaba el traje, y nos poníamos a comer, siempre fue buen tipo, no tengo memorias de el enojado, lo que si recuerdo es ver su cara de decepción cuando hacia alguna macana grande, pero nunca me levanto la mano y practicamente no me levanto la voz nunca (calculo que alguna vez lo tendrá que haber hecho, pero no lo recuerdo), siempre trato de hablarme hasta hacerme entender razones, pero despues de un tiempo, deje de escucharlo, pero nunca deje de tener respeto por el. Si le tuve lastima, de chico, mis hermanos y yo estábamos mucho tiempo solos, y casi siempre, revisábamos todos los cajones de la casa y los lugares que nos parecía que podrían esconder algo, uno de esos días, en un modular viejo que se encontraba en el comedor, encontré varios papeles manuscritos con la letra de mi padre, eran cuentos, los escribía y los guardaba, nunca mas los encontré, debo haberlos guardado mal y el los cambio de ubicación al darse cuenta de mi intrusión, no recuerdo si eran interesantes, si estaban terminados o si estaban bien escritos, lo único que me llamo la atención es que estuvieran ahí, productos de la mente de una persona que por voluntad propia abandonó el mundo de la fantasía y la imaginación, pero que la fantasía nunca lo olvido y trataba de brotar a través de el como una planta que trata de crecer entre dos adoquines del cordón de la vereda. Una vez, cuando me estaba preparando para cocinar, afilaba el cuchillo con una chaira mientras mi viejo se me queda mirando, -¿Te debo algo?-, le pregunto, -¿Sabes quien se quedaba horas afilando los cuchillos antes de hacer el asado?; Tu abuelo, mi viejo... lo tenes en los genes-, me dijo, en este momento debo aclarar que mi padre y yo cocinamos distinto, el cocina como le enseño su madre, yo aprendí solo y a los apurones, de la manera que me pareció mas practica y por una cuestión de azar, tengo las mismas manías que tenia el abuelo que nunca conocí, para cocinar y para otras cosas, pero es gracias a mi viejo, que también tengo el remedio a todos sus defectos.

El día de mañana domingo 28, mi viejo cumple años, esto es para el, aunque nunca lo vea.

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