Fiesta en la facultad (pate II)

Tipo copado el improvisado sonidista/baterista, nunca le pregunte el nombre, a partir de ahora me voy a referir a el con “el sonidista”. Intuí que era electricista por la artesanalidad de sus tomacorrientes y la soltura con que se manejaba entre cables, pero nunca lo confirme. Conectamos a los equipos, un mp3 de un pibe de aspecto rudo y osco que nos miraba interesado. Nirvana, Foo figthers, algo de The Beatles e increíblemente, Jackson 5 y Gloria Gaynor sonaban de fondo mientras esperábamos en ascuas.
Supuestamente “Fillipi” iban a tocar a las 22, eran 22:30 y no había señales de nada. Pasaba mucha gente charlando, cambiando bancos de lugar, muchas chicas. Era un cuadro muy gracioso, 2 tipos de 30 y mas edad mirando nenas de dieciocho o diecinueve pasar, y estas devolviendo la mirada con timidez, apurando el paso.
Otra banda había llegado. Unos chicos, el mas grande tendría diecisiete, me voy a referir a ellos como “Los rockabillies”, ya verán porque.
Le digo al sonidista: -Vamos a probar sonido, algo-. -Dale- me dice. Me se sienta en la batería y toca un ritmo tranquilo. Me cuelgo un bajo y hago una base de blues sencilla, Alarico se me viene al humo, le entrego el bajo a el. Empieza a tocar un funk furioso y el carterista lo sigue. Nunca se lo voy a reconocer en persona, pero el toca el bajo mucho mejor que yo, me da un poco de envidia el pendejo de mierda.
Veo al guitarrista de los rockabillies que se cuelga la guitarra y se enchufa, mira frenéticamente primero su mástil, después las manos del bajista, así una y otra vez. Esta completamente perdido. Alarico se da cuenta y le grita -TOCÁ EN RE-, pero no hay caso, al rockabillie le falta todavía
Así tendrían que ser todas las noches. La sensación era fantástica A pesar de estar seguro de nada, quien tocaría que ni cuando, estábamos todos ahí, algunos conocidos, otros completamente extraños, trabajando juntos para una cosa común, sin envidias, sin obligaciones, solamente las ganas de satisfacer nuestra ansia interna. Agarrar esa bestia por la cola y no dejarla escapar.
Entonces aparece un tipo enorme con toda la pinta de ex-policía y ropa símil uniforme que nos dice -¿QUE ESTAN HACIENDO?- no gritaba pero la voz severa hacia parecer que lo hacia – HAY GENTE EN CLASES TODAVIA-. Trato de explicarle pero no hay caso, hay gente que no se le puede explicar nada. Hago el gesto que estoy seguro esta acostumbrado, miro para otro lado mientras pongo cara de orto y digo bue, bue. Con eso se queda tranquilo y se va, atrás pasa el flaco y lo agarro.
-Cuchame papá, teníamos que empezar a tocar a las 22 y me dice este tipo que hasta después de 23:30 no se puede hacer nada, ¿como es el asunto?-, -Dejame que ahí lo arreglo- y se va.
En algún momento dado apareció Ganika, la cantante, con dos botellas de vino tinto mientras arriba empezaban a despuntar los choripanes. De “Las manos de Fillipi” todavía no hay señales.
Le invito a Ganika un chori y acepta gustosa, no confío en la gente que no come chori; me sirve la invitación ademas, para conversar un rato a solas con ella. Hubo algo entre ella y yo, pero esa es otra historia.
Cuando vuelvo, Alarico, Sigerico y Eurico están discutiendo con tres tipos mas, de la discusión participan los Rockabillies, me acerco y escucho. Discutían los turnos, la banda del sonidista todavía no había aparecido, ya se había autoexclido y tocaría 4to. Los rockabillies querían ver a la banda del fondo (los que iban a cobrar entrada), por lo que no tenían ningún problema en tocar 3ros. Quedaban el 1er y 2do lugar, nadie quería tocar primero.
Habían tres discutiendo con mis amigos, dos de los cuales estaban bien vestiditos, camisitas floreadas, pantaloncitos náuticos blancos, uno tenia una boina. Muy empilchaditos, muy señoritos, los cale enseguida. Cuando vi al tipo de la boina me dije “trompeta”. Es típico de trompetista, siempre arregladito, siempre metiéndose y esforzándose por hacerse notar en todos lados, menos donde tiene que hacerse notar, en el escenario. Este tipo de gente tiene la costumbre de tocar, como mucho, dos notas por tema, hacer mucho coro alegre, sonreír y bailar, tratando de convencer al que lo ve, de que lo esta pasando bien. Y si la banda tiene trompeta, hay un 90% de probabilidades que sea una banda de reggae. Y efectivamente.
Los reggaes aportaron sus cables balanceados. El cable balanceado le da al micrófono el doble de ganancia, es decir, mas volumen. Cuando se hace sonido en vivo, las voces deben sonar mas fuerte que los instrumentos (en especial en lugar chico y cerrado), de lo contrario se confunden y se pierden.
Son las 23, abro mi botella de Old Smugler y le digo a mis amigos -Muchachos, empiecen ustedes, hay que sacarle toda la gente a “Las manos” y que se vayan a la puta que los pario-, por amargos había que sacarles la gente, por no compartir escenario y por venir tarde.
Ya habían llegado varios amigos míos y de la banda, los puestos de paty y chori arriba funcionaban a full. Abajo, entre los que estaban encerrados tocando (por plata y sin éxito) y nosotros vendían empanadas y cerveza, la gente había copado las escaleras y los profesores tomaban mate y miraban con curiosidad; cuando la banda, empezó a tocar

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