El tiempo de las quimeras.

Para la introducción solo hace falta decir: Una mujer se despierta en medio de la noche y mira por la ventana.  “Quien es” ni “A que se dedica” son necesarios para la trama, solo observa la ciudad dormida a través del cristal.  No puede asegurar que en verdad se haya acercado hasta ahí a mirar, pero lo esta haciendo. Chequea su cama para confirmar que no sigue allí acostada, todo se siente distinto.  O sueña, o la realidad ha cambiado.
Imagina un río tranquilo, ramificado, tal vez alguno de esos ríos asiáticos que se ven en películas; donde circulan pequeñas barcazas guiadas por gente con gorros redondos de paja, empujando un botecito maltrecho con una vara.  Piensa que quizás su realidad este ahí, entre barro, arroz y cabezas de pescado, no en esta apacible ciudad nocturna de calles que se abren y se extienden, poco transitadas por vehículos a baja velocidad, aletargados, como la sangre que corre en sus venas, ramificadas como un río milenario que desborda y sale de su cauce.  Quizás, la imagen del río desbordando sea la mas acertada, ¿no?.
Escasas y tenues luces en los edificios circundantes; sutiles candelas vigilan las sombras del sueño de los hombres.  La mujer busca alguna ventana abierta, algún fulgor intenso, calido; un abrigo que distraiga aquel recuerdo, la herida franca en el pavimento que le arrebato un compañero y un hijo, sin aviso, cual cuchillada extraña que en un segundo toma aquello que no le pertenece.
En este punto no lamento haber fracasado al alertarla del pecado a cometerse, y usted tampoco.
Maravillada descubre el trabajo de un artista en un edificio cercano, formando y construyendo. Lo observa hipnotizada.
Vuelve al río, en aquel lugar no pueden quitarle a sus amados, porque allí su existencia toma liviandad.  Allí los ve transpirar entre el barro y las cabezas de pescado, donde no son felices pero están para su consuelo.  Sin embargo el artista no estaría en aquel lugar, el artista está en el ahora, en una ventana abierta con la luz encendida.
Observa al incauto luchar y enfurruñarse con su propia abstracción.  Desnudo, doblado sobre si, su cuerpo manchado de rojo, con una mano sobre el estomago y la otra sobre el mentón, se balancea de atrás hacia delante esperando que los materiales ante si le hablen, le muestren, le señalen cual sera la próxima obra.
Sin conocer el por que, ahora la mujer no puede apartar la vista de aquel fascinante noctámbulo.  El acto de creación es tanto o mas llamativo que la creación misma.
Lo ve arrastrando una muñeca, la desensambla y la coloca las partes junto a otras sobre su mesa de trabajo.  Las observa largo rato, cuando de pronto, alguien aprieta un botón de encendido en alguna sala de control dentro de su cerebro, su cara cambia del gesto de preocupación a un tono de severidad absoluta y se lanza al torbellino de hacer realidad sueños y pesadillas.
Una mariposa, algo bello, algo alado, en eso deseaba convertirse ella.  Perder el cuerpo de gusano, su existencia rastrera y añorante, abandonar el dolor, abandonar la soledad y aquel río de fantasía.  Dejar de soñar quimeras y convertirse en una.
El artista trabaja en silencio con firmeza y premura, ignorante de la testigo y de nosotros.  En sus manos la carne es arcilla humedecida con sangre que deforma en nuevas figuras grotescas e irreconocibles.
Ella descubre lo que nosotros, por oraciones inconexas, ya sabemos.  Incapaz de romper el hechizo, su cara se refleja en la de la muñeca que yace desarmada y cubierta de sangre en el piso del artífice perverso.  Recuerda el ultimo vistazo a su cama, todavia tendida.  Recuerda que no se acostó ahí esa noche, que nunca volvió a su departamento.  Con su deseo cumplido, convertida en “rte” el último aliento de su existencia se pierde en el sueño de la ciudad.
Ahora esta en su río.

11 comentarios:

Viejex dijo...

Impecable.

Thotila dijo...

Gracias.
El proximo prometo volver a las anecdotas barderas.

Saludos.

Germán dijo...

Maravilloso!!
Ha superado ampliamente el tema "La Vaca".
Abrazo.

El griego puteador dijo...

Putin, si no hacias vos con el chiste lo hacia yo, je je je

Lidia Fernandez Budelli dijo...

Me encanta, entre otras, la frase "Alli los ve...donde no son felices pero están para su consuelo", la fragilidad de lo humano que contiene.

Thotila dijo...

Voy a ser un poco pedante: Lo que quise hacer fue una "quimera sentimental". La quimera esta presente con ambos significados, el de sueño idilico y el de ensamblamiento de partes (como el monstruo mitologico, cabeza de leon, cola de serpiente, cuerpo de cabra). Una quimera fisica es lo que hace el loquito de la ventana que la corta y junta las partes con otras, formando figuras nuevas (en ese punto estuve un poco flojo en la descripcion) y ademas, el sentimiento hecho con partes de sentimientos. Cuando ella extraña a su familia, no solo la extraña, se los imagina para ella aunque ellos no quieran estar ahi. Y varias cosas mas pero ahora no tengo ganas de enumerarlas, je je je.

Saludos

Lidia Fernandez Budelli dijo...

Mejor que no enumere, porque la virtud del texto es que ya no le pertenece, y poco nos importa a los lectores sus motivaciones, joderse, que ahora es nuestro y vemos en él lo que se nos canta, y se nos canta mucho

Thotila dijo...

No creo que Aldous Huxley (lo uso a el como ejemplo) haya escrito para su trabajo sea tomado para el libre albedrio, hay un limite. Si uno fuera un chamullero como tantos que escriben sin significado definido, solamente porque no tienen nada mejor que hace o porque porque no saben hacer otra cosa ahi se entiende. Odiaria que alguna vez, alguien encuentre algo mio y lo analice y le encuentre genialidades, maravillas, elabore teorias sobre el significado oculto de cada coma, de cada espacio y aquello por lo que verdaderamente me esforce en exhibir, pase desapercibido.

He dicho.

Lidia Fernandez Budelli dijo...

Uno escribe solo, otro lee solo. Es el riesgo que se corre al editar, y si no, tendrás que pasártela explicándole a los otros como leer tus cosas. Es una opción.

Thotila dijo...

A lo que voy es que es mas facil, dejarlo abierto, dejarlo inconcluso, es un extremo que no quiero tener. Tampoco quiero dejarlo pre-masticado y escupido. La vida es una cuerda de guitarra, si no se aprieta lo suficiente suena mal, si se aprieta demasiado, tambien. Balance, equilibrio, DATIS.

Lidia Fernandez Budelli dijo...

Buena síntesis