Historia de un abandono

La primera vez que la vi estaba descalza y despeinada pero no desprolija, tenia puesta una musculosa blanca de hombre y unos calzoncillos boxer, lo primero que pensé fue que se puso la ropa del novio, pero no, siempre se vestía así.
Mi hermana se había ido a vivir a un departamento en el barrio de Abasto, ahi tenia dos compañeras, una amiga del secundario y ella, amiga de la amiga. Mientras conectaba el equipo de música encima de unas cajas que recién había descargado siento un -Hola, que tal, vos sos el hermano que hace cosas-, mi hermana siempre me hizo fama de arreglatodo, la verdad es que termino de romper mas cosas de las que puedo llegar a arreglar, no me considero técnico, mas bien "desarmista", levanto la vista y ahí estaba ella, apoyando el hombro izquierdo contra el marco de la puerta, con una patita levantada y la cabeza metida dentro de la pieza, mientras me paro, ella sin ningún tipo de timidez, como si me conociera de años, se acerca a mi y me pone las manos sobre los hombros mientras tira la cabeza para el costado anticipando el beso de saludo, con sus manos sobre mis hombros, me agacho y la saludo. Era una chica menudita, con cara de inocencia, pelo castaño obscuro y largo por abajo de los hombros, ojos marrones con esas miradas que incitan a hacer cualquier cosa para llamarles la atención, bajita, calculo que 1,55 m pero a su vez piernas largas, 2 años mayor que yo, curvas poco pronunciadas y la habilidad de manipularme a piacere, me pregunto si la podía ayudar a conectar una computadora que le habían dado, a lo que accedí. Mientras conectaba las cosas, me contó de su vida, su trabajo, de su preferencia por la ropa interior de hombre y del mate amargo y me invito a una fiesta/reunión que darían unos amigos suyos esa noche, también accedí, raro en mi, acceder a pasar una velada con extraños.
Ahí estaba yo esa noche, vestido como ciruja (siempre me visto como ciruja) en un barrio extraño, yendo a una casa extraña, doble una esquina y sentí la voz de ella, pensé en pasar, saludar tomarme algo e ir a la casa de mi hermana a ver como se estaba instalando, pero no, ella me vio venir y me fue a buscar, otra vez las manos en mis hombros para el beso, esta vez le pase una mano por la espalda, no tenia corpiño, a partir de ahí, siempre que saludo a una mujer le pongo una mano en la cintura, no se porque, esta vez sus manos se quedaron un rato mas, hubo un pequeño cruce de palabras y una pausa, en esa pausa mis ojos se quedaron enganchados en los suyos, se me ocurrió que en ese momento la hacia feliz, nunca le pregunte, me presento a un par de personas, no recuerdo quienes eran y la verdad es que no me importa, y nos pusimos a charlar mientras tomábamos algo, se quedo charlando conmigo hasta la madrugada y me ofrecio ir a dar una vuelta, como todo lo que me pidió accedí.
Caminando terminamos en plaza Once y nos sentamos, yo sentado normal, ella al revés, con la cabeza apoyada sobre los brazos que a su vez se apoyaban sobre el respaldo, la miraba de costado y ella miraba el horizonte, la noche estaba estrellada habia una ligera brisa fresca y los ruidos de los colectivos que cada tanto se aparecían eran insoportables, de repente hubo una pausa en la conversación, me tome un tiempo para mirarla detalladamente y pensé: -¡Como me gusta esta mujer!-, soplo un ventarrón frió y con voz suave le dije, -Hace frió, dame un abrazo...-, de inmediato se paro y se sentó sobre mi, con las piernas alrededor de mi cintura y sus brazos alrededor de mi cuello, para mi sorpresa me calzaba justo, de tal manera que ella estaba de lo mas cómoda en esa posición, con su cabeza en mi hombro, me susurro al oído, -Estoy cansada... pero no quiero ir a mi casa, dejame dormir un ratito y después vamos-, y la abrace, poniendo mis manos debajo de su ropa, directamente sobre la piel de su espalda y así nos quedamos largo tiempo, no se cuanto.
Exhudaba feminidad por todos los poros, tenia una piel hermosa le acariciaba la espalda como si tuviera la fragilidad de un pétalo de rosa, era hermosa, su pelo tenia olor a Plusbelle de manzana y puchos (veníamos de una fiesta), podía sentir sus tetas apoyadas contra mi pecho y los latidos de su corazón, yo tenia una erección mas que evidente y a ella no parecía molestarle, sus brazos y cabeza estaban cada vez mas lánguidos sobre mi, hasta que finalmente se durmió.


Continuará...

update:
Parte II
Parte III
Parte IV
Parte V

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué buen relato! Lástima que el título delata el final... igual tiene una lectora atrapada asique dele nomás, que quiero saber como termina la historia del chico fácil con la chica que gusta de usar boxer (costumbre bastante extraña por cierto...)

Saludos!!!!

Thotila dijo...

¿Chico facil?, a usted le parece, ja ja ja... tenia 19, que chico no es facil a esa edad. Esa es la idea del titulo, delatar, para poner enfasis en el intermezzo y sorprender al final. Tengo varias teorias acerca del boxer, pero me las guardo para otro momento.

Gracias por pasar.

pd: Sabado o domingo continuo.