Las construcciones de apenas 7 u 8 pisos que se desdibujan conforme se acercan a la lente, desde el ángulo de tu cámara parecieran fortificaciones milenarias descoloridas, que se elevan hasta tocar los rayos del sol en su nacimiento, y entre ellos, en el callejón, el gato me mira, sobre el pavimento, sentado, al igual que yo, sobre la angostísima vereda.
Me acuerdo lo que te dije ese día, lo que descubrí la noche anterior mirandolo fijamente alzar su voz a la nada con la silueta recortada en una luna llena, el gato estaba enamorado de ella.
Quizás, mas por detrás de este cuadro que se repite hasta el infinito, el gato me mira a mi sentado sobre el pavimento, preguntándose porqué en las noches de luna llena, alzo mi cabeza a la nada de un cielo de otoño, y grito tu nombre.
6 comentarios:
Muy sugerente,me gustó. Bueno que vuelvas al blog
Je, si, bueno, tenia pensado dejar de escribir pelotazos asi, pero bue, es lo que hay.
Saludos
Pelotazo? no me parece, al contrario.
Me gusta como una introducción recitada de un tango.
De un tango o de este tema?
JA JA JA JA JA
mein gott! Que foto espectacular.
Si, Henri Cartier fue en un gran fotografo...
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